sábado, 7 de septiembre de 2019

Picasso



Un día, Pablo Picasso estaba sentado en un café de París, dibujando algo en una pequeña servilleta.

Cuando ya había terminado, un admirador secreto lo reconoció, se le acercó y le preguntó si podría quedarse con esa servilleta.

“Seguro,” respondio Picasso. “20.000 Francos y es tuya”

“¿20.000 Francos? Eso solo le ha costado unos diez minutos dibujarlo.”

“No, no, no, me ha costado más de 40 años.”


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