jueves, 22 de agosto de 2019

El hombre que nunca existió - Ben Macintyre



El engaño es una especie de seducción. En el amor y en la guerra, en el adulterio
y en el espionaje, el engaño sólo puede triunfar si la parte engañada está dispuesta, de
alguna forma, a dejarse engañar. El amante traicionado únicamente ve signos de amor
y bloquea toda las pruebas de infidelidad por más manifiestas que sean. Esta
disposición inconsciente a ver la mentira como verdad (el almirante Godfrey la
consideraba un autoengaño)40 se presenta en muchas formas en Huelva, Adolf
Clauss quería creer en los documentos falsos porque su reputación dependía de creer
en ellos; en el caso de Karl-Erich Kühlenthal, un judío entre asesinos antisemitas,
cualquier logro en el ámbito del espionaje del que pudiera reclamar el crédito, no
importa cuán fantástico fuera, le mantenía a salvo. Von Roenne, sin embargo, quizá
eligió creer en los documentos falsos por una razón completamente diferente: porque
detestaba a Hitler, quería socavar el esfuerzo bélico nazi y estaba empecinado en
pasar información falsa al alto mando con la certeza de que era completamente falsa
y en extremo dañina.Es muy posible que el teniente coronel Alexis Freiherr von Roenne no creyera enel engaño de Carne Picada ni por un instante.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario