Lo más complicado de mentir es saber mantener la mentira. Decir algo que no es
cierto es fácil, pero continuar y reforzar una mentira es muchísimo más difícil. Para
conseguirlo, los seres humanos tienden por naturaleza a lanzar otra mentira que
respalde la falsedad inicial. Los engaños (en la sala de guerra, en la sala de juntas o
en el dormitorio) usualmente se descubren porque quien los ha urdido baja la guardia
y comente el error de decir, o revelar, la verdad.
capitulo 19: Hitler pierde el sueño
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